sábado, 23 de enero de 2010

Caperucita en Manhattan

Caperucita es como Alicia, o Celia, una niña vivaz e independiente que no entiende muy bien este mundo de grandes donde ha ido a parar, que se lo cuestiona y cuestiona a esos mayores que no disfrutan de esta vida tan fascinante, tan llena de cosas extraordinarias y gigantescas y hermosas, tan bonitas como lo es la Isla de Manhattan...
Sara Allen es la caperucita de esta historia, una mayor de 10 años que vive con sus padres al otro lado de Manhattan, en el piso catorce de un bloque de viviendas en Brooklyn. Cada noche, al irse a dormir, sueña con cruzar el río Hudson para ir a ver a su abuela, una de esas viejitas chifladas y maravillosas que vive en la Isla de Manhattan... esa Isla que brilla con infinidad de luces por la noche, donde la gente baila hasta el amanecer en locales tapizados de espejos, viviendo aventuras misteriosas y escapándose en coches de oro...

Las chicas de alambre

Con Las chicas de alambre, el autor nos descubre los entresijos de un universo anhelado y envidiado, pero tras el que se ocultan chicos y chicas de carne y hueso, a veces demasiado jóvenes para el éxito.

Amanecer

La expectación y el éxito han ido creciendo.... Vuelve Stephenie Meyer. Después de Crepúsculo, Luna nueva y Eclipse llega Amanecer con el que se cierra la serie.«No tengas miedo», le susurré. «Somos como una sola persona». De pronto me abrumó la realidad de mis palabras. Ese momento era tan perfecto, tan auténtico. No dejaba lugar a la duda. Me rodeó con los brazos, me estrechó contra él y hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida propia. «Para siempre» concluyó... Así comenzo la historia de amor más adictiva de todos los tiempos

El mercenario de Granada

Esta novela nos sitúa en el siglo XV, en las postrimerías de lo que se ha llamado la Reconquista. Su protagonista, un herrero búlgaro llamado Orbán, miembro de una prestigiosa dinastía de dominadores del fuego, se convierte en mercenario y espía por imposición del Gran Sultán turco, Bayaceto, a quien los musulmanes del reino de Granada se dirigen con peticiones de refuerzos. Como respuesta a esta solicitud de ayuda, Orbán es enviado a Málaga con el objetivo de poner su capacidad como artillero y fundidor al servicio de Boabdil. Aunque los refuerzos del sultán consisten, pues, en el envío de un solo hombre, “oír es obedecer”. Sólo más tarde descubrirá el lector, al igual que el Zegrí de Málaga, el valor del enviado, un maestro en lo que se llamaba entonces el Arte Regia: el conocimiento y dominio de los secretos del bronce, del hierro, de la forja, de la pólvora.