lunes, 23 de abril de 2012

LIBROS RECOMENDADOS PARA ADOLESCENTES


LOS ARMARIOS NEGROS

Autor: Joan Manuel Gisbert 
Editorial: Alfaguara
Temas: Terror, suspense y amistad.


En la calma engañosa de una mansión deshabitada, tres inmensos y siniestros armarios negros esperan el momento de abrirse para propagar su tenebrosa influencia. Un instalador eléctrico y su hijo llegan confiadamente al lugar para llevar a cabo un trabajo profesional, sin saber nada de lo que allí se oculta.

Su presencia en la casa, y la extraña y ambigua intervención de ciertos personajes, que parecen irresistiblemente atraídos por la existencia de los nefastos armarios negros, convertirán la mansión y sus vacías estancias en dominios del miedo.
Pero, ¿está realmente deshabitado el antiguo edificio? ¿Qué sucede cuando se abren, de forma misteriosa, esos grandes armarios?
Una novela para los mejores amantes del misterio; para los que disfrutan con la investigación de sucesos que no parecen tener una explicación lógica. La lectura de Los armarios negros introduce al lector en una atmósfera apasionante y atractiva en la que el miedo y la intriga se unen con intensidad de muchas de sus escenas.


DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO: MANIFIESTO. Por Fernando Ortiz


La lectura: un sinónimo de felicidad

Sí, he dicho en el título felicidad, esa palabra que, según el diccionario, tiene dos acepciones. La primera, “estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien” y, la segunda, “satisfacción, gusto, contento”. Y a las dos conviene el disfrute de la lectura, como todos los aficionados a ella saben e ignoran los iletrados. Estos creen que detrás de esa palabra, felicidad, se esconde al menos el parto de los montes, las huríes del profeta y el cuponazo. Y, al fin, resulta que, como todo lo humano, la felicidad es algo más modesto y hecho a la medida del hombre. La felicidad puede representarse, por ejemplo, en la luz de la mesilla de noche encendida y, sobre esta, el libro que estamos leyendo y que, casi desde el principio, nos depara tanto placer que ya andamos temiendo su final. Porque siempre es poco y no mensurable con el reloj el tiempo que se dedica a algo que nos produce goce.

Dice Valéry Larbaud en su ensayo Ese vicio impune, la lectura: “La lectura es una especie de vicio, semejante a los hábitos a los que volvemos con un sentimiento vivo de placer, en los que nos refugiamos y aislamos, y que nos consuelan y guardan una oportunidad de revancha de nuestros pequeños sinsabores”. Y añado yo que este hábito resulta aún más gustoso si lo formamos en la niñez, época en la que el lector es más activo ante el libro. Así, el niño que lee La isla del tesoro, lee también su propia obra en colaboración con Stevenson, pues la ha enriquecido con sus experiencias, sentimientos y ensueños, añadiéndole aventuras, episodios y personajes de su propia invención. Y ese mismo lector, cuando abandone la niñez y abra obra vez las viejas páginas de La isla del tesoro, volverá a percibir, junto al inagotable tesoro del mundo maravilloso que allí se encierra, el violento perfume de la infancia abolida y ahora recuperada como por arte de encantamiento.