viernes, 4 de junio de 2010

ÁNGEL GONZÁLEZ

NADA ES LO MISMO

La lágrima fue dicha.
Olvidemos

el llanto y
empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

4 comentarios:

  1. Ya sé que es casi fin de curso y que estáis muy agobiados pero, ¿por qué no descansar un ratito y leer poesía?

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  2. ÁNGEL GONZÁLEZ


    Cumpleaños de amor

    ¿Cómo seré yo
    cuando no sea yo?
    Cuando el tiempo
    haya modificado mi estructura,
    y mi cuerpo sea otro,
    otra mi sangre,
    otros mis ojos y otros mis cabellos.
    Pensaré en ti, tal vez.
    Seguramente,
    mis sucesivos cuerpos
    -prolongándome, vivo, hacia la muerte-
    se pasarán de mano en mano,
    de corazón en corazón,
    de carne a carne,
    el elemento misterioso
    que determina mi tristeza
    cuando te vas,
    que me impulsa a buscarte ciegamente,
    que me lleva a tu lado
    sin remedio:
    lo que la gente llama amor, en suma.
    Y los ojos
    -que importa que no sean estos ojos-
    te seguirán a donde vayas, fieles.

    Muy bonito el poema de arriba, Manoli.
    Ahora, al siguiente, ya que se pone, le toca leer dos.

    Espero que os guste.

    María Quesada Quesada 3ºB

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  3. Precioso, María.
    A ver si se anima alguien más y elaboramos una "antología" de poemas de Ángel González.

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  4. Si tuviésemos la fuerza suficiente
    para apretar como es debido un trozo de madera,
    sólo nos quedaría entre las manos
    un poco de tierra.
    Y si tuviésemos más fuerza todavía
    para presionar con toda la dureza
    esa tierra, sólo nos quedaría
    entre las manos un poco de agua.
    Y si fuese posible aún
    oprimir el agua,
    ya no nos quedaría entre las manos
    nada.

    Aquí dejo otro aprovechando la hora de guardia.

    Eva Romero.

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