viernes, 12 de noviembre de 2010

RAUL VACAS

Romance de la niña de Espuma

Escuchen bien los infantes
de aqueste noble lugar
la historia que aquí les traigo
de la niña Mari Mar.
Era la niña de espuma
desde su llanto inicial
limpia como el agua clara,
jamás hubiera otra igual.
Sus ojos eran burbujas
de suavizante mirar,
su cabello un espumaje
de algas y de coral.
De espumillón era el talle,
de gomaespuma su andar,
de jabón eran sus besos,
de pompas el suspirar.
Gustábale, en el verano,
pasear junto a la mar,
caminar sobre las olas
y dejarse salpicar.
A una fiesta de la espuma
con un mozo fue a bailar
y entre pitos y entre flautas
se enamoró Mari Mar.
Y aquel mozo, que era limpio,
y le gustaba fregar,
con mucha pompa y boato
prometióla desposar.
Con un gran velo de espuma
que ella mandara bordar
el padrino, de su brazo,
condújola hasta el altar.
Fueron días de perdices
y sueños por conquistar,
hasta que el mal una noche
quiso a su puerta llamar.
Cuando la niña en la ducha,
se acabó de enjabonar,
el tapón de la bañera,
solo se fue a destapar.
La niña por los desagües
que van a dar a la mar,
se perdió sin que el marido
pudiérala rescatar.
Cuánto lloró aquel buen mozo,
cuán hondo fue su penar,
aquel extraño suceso
nunca se llegó a aclarar.
Desde ese día el esposo
de la santa Mari Mar,
trabaja en las pompas fúnebres
pues no la puede olvidar.
Aquí se acaba la historia,
justo es recomendar,
que –como crece la espuma,
y al rato vuelve a menguar–
es preciso, si felices,
no dejar de vigilar
el tapón por si el destino
quisiéralo destapar.

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