Romance de la ESO de CAMPMANY
Dicen que va en retroceso
la enseñanza de la E. S. O.
Comprobarlo un padre quiso
y asaltó, sin previo aviso,
a su hija de quince años,
que, con modales huraños,
con evidente impaciencia,
con tono de displicencia
y prostibulario atuendo,
así le fue respondiendo:
-¿Cuándo vivió Alfonso Sexto?
-No está en mi libro de texto.
-¿Y está Felipe Segundo?
-A ese siempre lo confundo.
-¿Y doña Juana la Loca?
-En este curso no toca.
-Dí algún monarca absoluto.
-No se da eso en mi instituto. -
¿Y cuándo se perdió Cuba?
-Esta... ¡tiene mala uva!
-Pues dí un pintor español.
-Eso no entra en el control.
-¿No sabes quién fue Picasso?
-No. De esas cosas, yo paso.
-¿Cuándo acabó la Edad Media?
-Pues vendrá en la Enciclopedia.
-¿Y las Navas de Tolosa?
-¡Me preguntas cada cosa...!
-¿Y qué fue la Reconquista?
-Si me dieras una pista...
-¿A qué equivalen mil gramos?
-¡Pero si eso no lo damos!
-¿Qué son los número primos?
-Eso tampoco lo dimos.
-¿La ecuación de primer grado?
-Pues tampoco la hemos dado.
-¿Y sabes mucho latín?
-¡Lo dices con retintín...!
-Y tampoco darás griego
-Se escribe raro, me niego.
-¿Quién fue Ortega y Gasset?
-Lo miraré en internet.
-¿No estudias filosofía?
-¡Para qué me serviría!
-¿Y has dado Literatura?
-No sé... No estoy muy segura.
-¿Quién compuso «La Odisea»?
-No tengo ni zorra idea.
-¿En qué obra sale Calisto?
-No, papá, eso no lo he visto.
-¿Y Gonzalo de Berceo?
-No viene en el libro, creo.
-¿Y Calderón de la Barca?
-¡Huy, papi, no me seas carca!
-¿Clarín, Baroja, Unamuno...?
-Pues no me suena ninguno.
-¿Algún autor del Barroco?
-De eso sé bastante poco.
-¿Quién fue el Manco de Lepanto?
-Papá, no preguntes tanto.
-Pero, ¿no leéis a Cervantes?
-¡A ese lo leerías antes...!
-Lo tuyo, hija, es deplorable...
-Pues he sacado notable.
-Y de ciencias, ¿sabes algo?
-Me voy, que esta noche salgo.
-Pero, entonces, tú ¿qué sabes?
-¡No me esperéis; tengo llaves!
Y el padre quedó perplejo:
al mirarse en el espejo
se notó cara de idiota.
Musitó una palabrota
y fue a meterse en la cama.
Así acaba este epigrama.
sábado, 20 de marzo de 2010
lunes, 15 de marzo de 2010
viernes, 12 de marzo de 2010
MIGUEL DELIBES
FRAGMENTO DE "El camino"
" Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. "
jueves, 11 de marzo de 2010
EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA

DIOS VUELVE EN UNA HARLEY

miércoles, 10 de marzo de 2010
A VER QUE OS PARECE
Nocturno
A Ángel González
Aplauden los semáforos más libres de la noche,
mientras corren cien motos y los frenos del coche
trabajan sin enfado. Es la noche más plena.
Ninguna cosa viva merece su condena.
Corazones y lobos. De pronto se ilumina
en su sillín con prisas la línea femenina
de un muslo. Las aceras, sin discreción ninguna,
persiguen ese muslo más blanco que la luna.
Pasan mil diez parejas derechas a la cama
para pagar el plazo de la primera llama
y firmar en las sábanas los consorcios más bellos.
Ellas van apoyadas en los hombros de ellos.
Una federación de extraños personajes,
minifaldas de cuero, chaquetas con herrajes
y el hablador sonámbulo que va consigo mismo,
la sombra solitaria volviendo del abismo.
Luces almacenadas, que brotan de los bares,
como hiedras contratan las perpendiculares
fachadas de cristal. Hay letreros que guiñan,
altavoces histéricos y cuerpos que se apiñan.
El día es impensable, no tiene voz ni voto
mientras tiemble en la calle el faro de una moto,
la carcajada blanca, los besos, la melena
que el viento negro mueve, esparce y desordena.
Yo voy pensando en ti, buscando las palabras.
Llego a tu casa, llamo, te pido que me abras.
La ciudad de las cuatro tiene pasos de alcohólica
Desde el balcón la veo y como tú, bucólica
geometría perfecta, se desnuda conmigo.
Agradezco su vida, me acerco, te lo digo,
y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada.
De "Rimado de ciudad
A Ángel González
Aplauden los semáforos más libres de la noche,
mientras corren cien motos y los frenos del coche
trabajan sin enfado. Es la noche más plena.
Ninguna cosa viva merece su condena.
Corazones y lobos. De pronto se ilumina
en su sillín con prisas la línea femenina
de un muslo. Las aceras, sin discreción ninguna,
persiguen ese muslo más blanco que la luna.
Pasan mil diez parejas derechas a la cama
para pagar el plazo de la primera llama
y firmar en las sábanas los consorcios más bellos.
Ellas van apoyadas en los hombros de ellos.
Una federación de extraños personajes,
minifaldas de cuero, chaquetas con herrajes
y el hablador sonámbulo que va consigo mismo,
la sombra solitaria volviendo del abismo.
Luces almacenadas, que brotan de los bares,
como hiedras contratan las perpendiculares
fachadas de cristal. Hay letreros que guiñan,
altavoces histéricos y cuerpos que se apiñan.
El día es impensable, no tiene voz ni voto
mientras tiemble en la calle el faro de una moto,
la carcajada blanca, los besos, la melena
que el viento negro mueve, esparce y desordena.
Yo voy pensando en ti, buscando las palabras.
Llego a tu casa, llamo, te pido que me abras.
La ciudad de las cuatro tiene pasos de alcohólica
Desde el balcón la veo y como tú, bucólica
geometría perfecta, se desnuda conmigo.
Agradezco su vida, me acerco, te lo digo,
y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada.
De "Rimado de ciudad
martes, 9 de marzo de 2010
EL MISTERIO DE LA NORIA DE LONDRES

domingo, 7 de marzo de 2010
TRISTE PERO HERMOSO...
Es el hospicio, el viejo hospicio provinciano,
el caserón ruinoso de ennegrecidas tejas
en donde los vencejos anidan en verano
y graznan en las noches de invierno las cornejas.
Con su frontón al Norte, entre los dos torreones
de antigua fortaleza, el sórdido edificio
de grietados muros y sucios paredones,
es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo hospicio!
Mientras el sol de enero su débil luz envía,
su triste luz velada sobre los campos yermos,
a un ventanuco asoman, al declinar el día,
algunos rostros pálidos, atónitos y enfermos,
a contemplar los montes azules de la sierra;
o, de los cielos blancos, como sobre una fosa,
caer la blanca nieve sobre la fría tierra,
¡sobre la tierra fría la nieve silenciosa!…
el caserón ruinoso de ennegrecidas tejas
en donde los vencejos anidan en verano
y graznan en las noches de invierno las cornejas.
Con su frontón al Norte, entre los dos torreones
de antigua fortaleza, el sórdido edificio
de grietados muros y sucios paredones,
es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo hospicio!
Mientras el sol de enero su débil luz envía,
su triste luz velada sobre los campos yermos,
a un ventanuco asoman, al declinar el día,
algunos rostros pálidos, atónitos y enfermos,
a contemplar los montes azules de la sierra;
o, de los cielos blancos, como sobre una fosa,
caer la blanca nieve sobre la fría tierra,
¡sobre la tierra fría la nieve silenciosa!…
EL PEQUEÑO VAMPIRO

EL DEPREDADOR

EL PUEBLO FANTASMA

VICKY SIGUE CONMIGO

sábado, 6 de marzo de 2010
PARAFRASEANDO A QUEVEDO
A UNA PELUSA
Érase un hombre a una pelusa ligado,
érase una pelusa superlativa;
érase una pelusa mogollón y esquiva;
érase un pelusón muy abullonado.
Era un montón casi soterrado,
érase una fauna primitiva;
érase un elefante boca arriba,
era Bernabé Pertierra apelusado.
Érase pelusa de un rebaño entera,
érase el cargamento de una galera;
miles de rebaños de ovinos era.
Érase una pelusa infinita,
muchísima pelusa, pelusa tan fiera,
que de la casa de Román su morada hiciera.
Érase un hombre a una pelusa ligado,
érase una pelusa superlativa;
érase una pelusa mogollón y esquiva;
érase un pelusón muy abullonado.
Era un montón casi soterrado,
érase una fauna primitiva;
érase un elefante boca arriba,
era Bernabé Pertierra apelusado.
Érase pelusa de un rebaño entera,
érase el cargamento de una galera;
miles de rebaños de ovinos era.
Érase una pelusa infinita,
muchísima pelusa, pelusa tan fiera,
que de la casa de Román su morada hiciera.
lunes, 1 de marzo de 2010
SI TE APETECE TE INVITO A LEER Y DESCUBRIR...
Pequeña metralleta entre mis manos,
máquina de matar con adjetivos,
máquina de escribir, arma del tiempo.
En todas las mañanas de mi vida,
el tableteo audaz de mi olivetti,
ese ferrocarril de ortografía
en que viajo muy lejos de mí mismo
o retorno a los campos de la prosa
para reñir batallas en mi lengua
con todos los que mienten, los que gritan,
con los que escriben en feroz tanqueta
para no decir nada y meter miedo.
Vieja olivetti verde, azul o negra,
escalinata alegre de las letras,
sobre esta escalinata, una mañana,
me encontrarán tendido, no vencido.
Libros, papeles, cosas y poemas
han salido y saldrán de este cacharro.
Pavonado revólver de mi prosa,
sus muecas son ministros fusilados,
canto de codorniz, canto de urraca,
como las que ahora pueblan el jardín.
Alegría y salud, mi vieja máquina
me regala un estilo, una escritura
y las gentes se paran para verlo.
máquina de matar con adjetivos,
máquina de escribir, arma del tiempo.
En todas las mañanas de mi vida,
el tableteo audaz de mi olivetti,
ese ferrocarril de ortografía
en que viajo muy lejos de mí mismo
o retorno a los campos de la prosa
para reñir batallas en mi lengua
con todos los que mienten, los que gritan,
con los que escriben en feroz tanqueta
para no decir nada y meter miedo.
Vieja olivetti verde, azul o negra,
escalinata alegre de las letras,
sobre esta escalinata, una mañana,
me encontrarán tendido, no vencido.
Libros, papeles, cosas y poemas
han salido y saldrán de este cacharro.
Pavonado revólver de mi prosa,
sus muecas son ministros fusilados,
canto de codorniz, canto de urraca,
como las que ahora pueblan el jardín.
Alegría y salud, mi vieja máquina
me regala un estilo, una escritura
y las gentes se paran para verlo.
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